5 errores fatales que te impiden calentar tu gimnasio casero

Ya es una realidad. El invierno está aquí y ,con él, la temporada de vaho y metal frío en tu gimnasio casero.

Comienza el combate diario para lograr elevar un puñado de grados el termómetro. Una cabalgata de estufas, radiadores y otros artilugios desfila por tu gimnasio sin mucho éxito. El frío sigue ahí y tus ganas de entrenar se desvanecen.

En este artículo abordaré los 5 errores que posiblemente estés cometiendo y que te impiden calentar tu gimnasio en casa (y  cualquier otra habitación).

Ponlos en práctica y te aseguro que el frío no volverá a ser una excusa para saltarte tu entrenamiento.

Error nº 1: No aislar correctamente el espacio

De nada te servirá introducir calor en tu gimnasio si éste no se encuentra aislado térmicamente. La pérdida de tiempo y dinero estará asegurada.

Muchas veces achacamos el problema a la falta de potencia de los calefactores, cuando en realidad éste se esconde en las más insignificantes rendijas existentes en puertas y ventanas.

Así pues, será fundamental que detectemos y eliminemos las posibles fugas de calor.

Paso 1) Detectando fugas de calor

5 errores fatales que te impiden calentar tu gimnasio casero

El método más rápido (y barato) para localizar estas fugas es recorrer los marcos y líneas de unión de puertas, ventanas o paredes con la llama de un mechero o vela. El movimiento de ésta revelará la existencia de entradas de aire.

También puedes probar a cerrar una ventana o puerta con un tira de papel entre medias. Si una vez cerrada consigues extraer el papel con facilidad, significará que ésta no se encuentra herméticamente sellada.

Nota: Sin duda lo ideal sería hacer un barrido de nuestro gimnasio con una cámara termográfica. No obstante, su precio la aleja del propósito de ahorro que aquí buscamos 🙂

Paso 2) Eliminando fugas de calor

Una vez detectados los posibles puntos de fuga, llega el momento de eliminarlos. 

Respecto de las puertas y ventas, una solución barata y eficaz pasa por instalar unos simples burletes en las separaciones y juntas, tal y como explica este vídeo:

Si sospechas que el problema se encuentra en la falta de grosor de la puerta del garaje, paredes o incluso techos y no quieres llevar a cabo reformas estructurales, puedes probar a instalar alguna plancha o manta aislante como estas:

5 errores fatales que te impiden calentar tu gimnasio casero

Dado que mi experiencia con este tipo de aislantes es aún limitada, no me atrevo a recomendar ningún producto concreto. 

Te sugiero que te informes en algún centro de bricolaje cercano. A día de hoy la mayoría vende tramos de rollos de aislante térmico de diverso grosor con los que cubrir superficies muy variadas.

En cualquier caso, vigila los marcos de la puerta del garaje. De nada te servirá colocar paneles de aislamiento si siguen existiendo entradas de aire.

Error nº 2: No instalar un adecuado suelo de gimnasio

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Si tu gimnasio está ubicado en un sótano o garaje, es muy probable que el suelo sea de cemento u hormigón. Aunque ya te habrás percatado de ello, debo decirte que estos materiales son todo menos aislantes.

Créeme, no hay mucha diferencia entre apoyar tu equipamiento sobre un bloque de hielo que sobre una superficie de cemento liso.

Y ahí es precisamente donde entra en juego la instalación de un adecuado suelo de gimnasio.

Al margen de su importante función protectora, un adecuado pavimento añadirá una barrera intermedia con el subsuelo, frenando la radiación de calor del interior del gimnasio hacia este último.

Si no tienes ni idea de lo que estoy hablando o dudas sobre el tipo de suelo que mejor se ajuste a tus necesidades, te recomiendo que eches un vistazo al artículo que he escrito sobre el asunto.

Error nº 3: Utilizar calentadores de gas

5 errores fatales que te impiden calentar tu gimnasio casero

Aunque pueda sorprenderte, introducir calor en tu gimnasio por medio de calefactores de gas (como propano, queroseno, butano o gas natural) no es una buena idea.

Si bien es cierto que estos calentadores poseen un mayor poder calorífico y un menor coste económico que los eléctricos, también presentan un riesgo de intoxicación por monóxido de carbono (CO).

Al margen de una adecuada instalación y mantenimiento, la recomendación general para evitar este posible exceso de monóxido de carbono es ventilar frecuentemente el espacio.

No obstante, la mayoría de gimnasios caseros se localizan en zonas reducidas y con pocas posibilidades de ventilación (como garajes o trasteros),por lo que el riesgo de intoxicación es muy real.

Pero ,incluso disponiendo de estas posibilidades, ¿no te resulta paradójico tratar de aislar tu gimnasio del frío y, al mismo tiempo, necesitar una fuente de entrada de aire del exterior...?

Por ello, a menos que tu espacio de entrenamiento sea muy amplio, evita emplear calefactores de gas en su interior y apuesta por algún modelo eléctrico de bajo consumo.

Error nº4: No ser paciente

5 errores fatales que te impiden calentar tu gimnasio casero

La impaciencia no solo es enemiga del éxito en el entrenamiento. También lo es a la hora de calentar tu gimnasio casero.

Aunque un adecuado aislamiento del espacio reducirá drásticamente el tiempo necesario para elevar la temperatura de éste, no pretendas que suceda en 5 minutos.

Si, tal y como te recomendaba en el punto anterior, has decidido dar una oportunidad a los calefactores eléctricos, debes asumir que su potencia calorífica es menor que sus parientes de gas y que necesitan un mayor margen de actuación. 

Te dejo algunas estrategias básicas: 

  • Enciende el calefactor con suficiente antelación y trata de focalizarlo hacia las zonas donde vayas a invertir mayor tiempo al entrenar (p.ej. jaula de potencia).
  • Si vas a trabajar con barra olímpica, un truco adicional es situarla frente al calefactor. Pocas cosas resultas tan desagradables como entrenar con una barra helada.
  • En caso de que el tiempo se te eche encima, traslada el calentamiento previo al entrenamiento en alguna habitación ya caldeada  de tu casa. Ganarás unos minutos extras.

Error nº5: No abrigarte lo suficiente

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Si perteneces a ese tipo de atletas que suelen entrenar en manga corta o tirantes, tengo malas noticias. Ha llegado la hora de ponerte una segunda capa.

No elevará la temperatura de tu gimnasio, pero evitará que tu cuerpo pierda calor y conservará así su temperatura corporal. Un enfoque mucho más inteligente y sencillo que tratar de modificar todo tu entorno, ¿verdad?

A la hora de elegir tu ropa de abrigo, asegúrate de que no limita tus rangos articulares o provoca rozamientos. La idea es combinar funcionalidad con bienestar.

Sé que este consejo puede parecer una perogrullada, pero no deja de sorprenderme cómo tendemos a buscar soluciones complejas a problemas sencillos.

Conclusión: La importancia de encontrar la comodidad en la incomodidad

Siguiendo estas pautas lograrás subir unos grados la temperatura de tu gimnasio y estarás preparado para entrenar con intensidad.

Ahora bien, que el árbol no te impida ver el bosque.

Si bien es cierto que los ambientes fríos pueden perjudicar los mecanismos de contracción muscular explosiva (estudio, estudio), sabemos que la exposición controlada y puntual al frío favorece la activación de nuestros mecanismos de termorregulación.

Como explica Marcos Vázquez en este artículo, nuestro cuerpo no solo está bien amoldado al frío, sino que lo espera.

Por ello, trata de encontrar un equilibrio entre el confort de un gimnasio bien caldeado y la incomodidad del frío. A largo plazo, este enfoque será mucho más efectivo (y económico) que vivir en el primer lado de la balanza 🙂


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